Una de las principales amenazas que tiene el programa Jóvenes Construyendo el Futuro por parte de la nueva administración es la permanencia del programa a largo plazo, ya que según la opinión de algunos expertos, en programas similares la tasa de retención de los becarios en estos proyectos se ha ubicado por debajo del 50%; y el porcentaje es aún menor entre las mujeres y los jóvenes vulnerables.
De acuerdo con un estudio presentado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) otro de los desafíos es la suplantación de trabajadores que se ubican en dichas empresas por la contratación de los aprendices.
“Algunos especialistas señalaron que en programas previos del mercado laboral, los registros del IMSS parecen mostrar una disminución en el número de asegurados que coincide con el aumento de becarios”, indicó el director de crecimiento económico y mercado laboral del CEEY, Marcelo Delajara.
Apuntan que en otros programas, se ha identificado entre los beneficiarios personas que no eran en principio elegibles, o personas que aparecían como beneficiarios en los registros administrativos pero luego declaraban no haber recibido el beneficio.
“La principal amenaza, sin embargo, se encuentra quizá en el mismo mercado laboral mexicano. Este presenta características que podrían limitar seriamente el alcance y la eficacia del programa de capacitación de jóvenes en los centros de trabajo”, precisa el estudio, además de señalar que en ocasiones en este tipo de programas la capacitación que brindan las empresas, en general, llega a ser poca e insuficiente.
Esta poca e insuficiente capacitación, consideran que se debe a la la interacción entre la inestabilidad de los puestos de trabajo y del costo elevado de los empleos formales en relación con la productividad.
En tanto, el estudio revela que también la inseguridad, medida por la posibilidad de perder el empleo o de encontrar uno de bajo salario, así como la baja calidad del ingreso, aproximada por la desigualdad salarial, eleva los riesgos en el programa prioritario.
“Estos dos aspectos no proveen el ambiente más adecuado para la incorporación de pasantes o becarios por un periodo tan elevado como un año”, puntualizó el CEEY.
Además, otro punto de fricción que encuentran dentro de Jóvenes Construyendo el Futuro es que existe la posibilidad de que la mayoría de empresas que se integren sean pequeñas, poco innovadoras y poco productivas y muchas de ellas informales, lo cual compromete la pertinencia o la calidad de la capacitación y de la formación que podría recibir el becario.
“Adicionalmente, en el caso de las empresas familiares, se puede presentar la situación que el tutor y el becario sean miembros de la misma familia o vecinos, y que ya tengan una relación laboral informal entre ellos, por ello, a pesar de los protocolos de supervisión incluidos en el programa, se podría presentar el extremo de una relación ficticia entre tutor y becario”, aclaró el CEEY.