El tradicional mandil bordado, para mujeres de San Marcos Tlapazola, perteneciente al distrito de Tlacolula de Matamoros, es más que una prenda de vestir, un emblema que significa tradición, herencia cultural, riqueza y comodidad.
Alberta Martínez López, originaria de Tlapazola y artesana, quien se dedica a la venta de ropa típica de su comunidad, expresó que no usar el mandil, heredado por sus antepasados, es como no tener una prenda obligada de vestir.
Explicó que desde muy pequeña, su mamá y abuela elaboraban sus propios mandiles, con menos bordado los del diario y más elaboración los que usan para ocasiones especiales como festividades familiares o de la población.
Señala que personalmente tiene 15 mandiles, pero hay quienes tienen 20, 30 o más, que usan diariamente y que portan con orgullo tanto al interior de su comunidad como fuera de ella.
“Un mandil con mucho bordado nos lleva de mes y medio a dos meses en elaborar y el más sencillo, quince días”, afirma Alberta Martínez, quien aseguró que en sus mandiles, por la comodidad, nunca faltan las bolsas para guardar artículos personales pequeños, desde su dinero, hasta el celular.