Además de tocar un poquito esa fibra de quienes murieron en los terremotos de hace dos años
para que recorran el camino del Mictlán hacia la zona de los vivos para obtener su ofrenda y festejen con ellos este Día de Muertos.
La idea de este proyecto de cartonería, actividad que aprendió hace nueve años en el Faro de esa demarcación, fue aprovechar los baches y los montones de escombro que se tienen también para colocar otras calaveras, dar mayor realidad a la situación y atraer la atención de pequeños y grandes.
Se trata, dijo, de mantener una de las más bellas tradiciones de la cultura mexicana: la Ofrenda de Muertos, que lo llevó hace ochos años a colocar la primera en la banqueta de su casa, lo cual atrajo la atención de sus vecinos, quienes se sumaron a este proyecto.
Un año después, sin embargo, se decidió que cada uno hiciera sus propias creaciones, siendo diferente cada festejo, y que culmina ahora con una calavera de dos metros de largo y otra de cinco, que cubrieron todos los baches de la carpeta asfáltica, problema que existe en toda la ciudad.
Con ello, se buscó tocar dos temas sociales: la urgente necesidad de atender los baches y recordar a quienes murieron en los terremotos de hace dos años
, y preservar esta tradición mexicana entre las familias, señaló.
El resultado de tres meses de trabajo de Armando y su familia fue muy bien aceptado por vecinos y decenas de personas que llegaron de diversos puntos de la ciudad para tomarse una foto debajo de la mano huesuda de la calavera, junto a su gran cráneo o quedar aplastado por su enorme tamaño; lo importante era tener un recuerdo.