El 23 de enero celebramos a San Ildefonso, una de las mayores glorias de la Iglesia Española, quien el 18 de diciembre del año 665, tuvo un encuentro milagroso con María Santísima, quien lo invistió con una casulla que le pidió usar solamente en los días festivos dedicados en su honor. San Ildefonso, llegó a ser Obispo de su lugar de nacimiento, Toledo; a él se debe la unificación de la Liturgia en España y la autoría de escritos religiosos de gran belleza y sustento teológico, entre los que destacan dos temas: El Sacramento del Bautismo y María Santísima, a quien tenía una devoción tan grande, que lo hizo estudiar y defender el dogma de la Inmaculada Concepción 12 siglos antes de que la Iglesia lo proclamara.
San Ildefonso es patrón de Villa Alta, una comunidad situada a 1200 metros sobre el nivel del mar, en la fascinante Sierra Norte Oaxaqueña, donde las montañas y las nubes se unen para alabar la grandeza de Dios, nuestro Creador, y susurrarle, casi al oído, las plegarias de sus fieles.
En San Ildefonso Villa Alta ejerció su apostolado aquel gran Misionero Dominico, Fray Jordán de Santa Catalina, quien obsequió a esa comunidad una imagen de Nuestra Señora de los Remedios y también regaló, a un nativo de Amialtepec, la imagen de la Inmaculada Concepción que hoy veneramos en el Santuario de Juquila. A grandes evangelizadores y pastores como él, se debe el nacimiento y fortalecimiento de la fe de los pobladores de Villa Alta, que ha sido alimentada por párrocos genuinamente entregados a su labor pastoral, como el Pbro. Joel J. Martínez Mendoza, Párroco de Villa Alta desde el año 2014 a la fecha, quien nos comenta que la gente vive su fe con sencillez pero con gran devoción, que a pesar de los obstáculos, la fe se ha mantenido viva de generación en generación y en ella ocupa un lugar preponderante la devoción a San Ildefonso, al Santo Entierro (que se celebra el Tercer Viernes de Cuaresma) y a la Virgen de los Remedios.
Como cada año para la fiesta patronal se nombra a un grupo de personas del pueblo, llamados “los comisionados”, quienes en coordinación con el Presidente Municipal y el Párroco son los responsables de manejar la cooperación económica que aporta todo el pueblo, llevan a cabo la fiesta y rinden cuentas al final. Es nombrada también la comisión de la cocina, quienes se encargan de preparar y ofrecer los alimentos a los visitantes. Como marca la costumbre se inició la festividad con un novenario. Las bandas de música que acompañaron en esta ocasión fueron Lovani, Roayaga y la Banda Infantil Municipal de Villa Alta. La ropa para el Santo Patrón fue donada por la familia Morgan Velasco; mientras que la cera (velas) fue donada por la señora Etelvina Bernal Luna y familia. El sábado 21 fue el tradicional convite y la calenda con las tradicionales vivas del Párroco. El domingo 22, luego de la Misa, se bendijo el lugar destinado para el jaripeo ranchero; por la tarde se celebraron las vísperas y maitenes.
El lunes 23 hubo Misa de 5 y 10 de la mañana. Durante el día tuvieron lugar el concierto de bandas de música, los torneos deportivos, el jaripeo ranchero y en la noche un ameno baile. El martes 24 se celebró la Santa Misa a las 10 de la mañana, en ese mismo horario se celebró el día miércoles, para inmediatamente llevar en procesión solemne a la imagen de su Santo Patrono por las calles de Villa Alta, para bendecir a su pueblo; al término de dicha procesión se entonó el “Santo Dios” y se colocó nuevamente la imagen en su nicho, concluyendo así la festividad en honor a San Ildefonso, quien sostenía que “lo que se da a la Madre redunda en el Hijo… Gracias a María Santísima confiamos en la muerte de este Hijo de Dios, encarnado en su vientre virginal; y esperamos que nuestra salvación y alegría vengan de Dios siempre y sin mengua, ahora y por siempre”. ¡Que así sea!