No hay certeza si la Consulta Popular que acaba de autorizar la Suprema Corte de Justicia de la Nación, vaya a desembocar en procesos judiciales para llevar ante la justicia, al menos a los expresidentes Felipe Calderón y Enrique Peña. Pero no tengo duda de que, durante los meses por venir, habrá un juicio político y público, para castigar al menos con el señalamiento popular, si no es que se integra una comisión de la verdad o instancia similar, para investigar a quienes, durante su gestión, cometieron o solaparon atrocidades y atracos a la Nación. Al menos cinco expresidentes, nos negaron a millones de personas, durante la época en que estuvieron al frente del país, disfrutar de una existencia menos difícil para salir adelante.
En el Congreso se hará lo conducente para que el INE ponga en práctica, el primero de agosto del año próximo, como dice la Constitución, este mecanismo de consulta ya existente en el artículo 35, mismo que se nos ha negado ejercer por el temor de sectores del viejo régimen a que se someta a juicio el actuar de los gobiernos del periodo neoliberal, particularmente de quienes ejercieron un poder casi absoluto para subastar bienes y riquezas nacionales.
El jueves, cuando la Corte tomó la inédita decisión para declarar la constitucionalidad de la Consulta, reformulando la pregunta propuesta por el presidente López Obrador por un contenido más genérico, es decir, sin señalar directamente a alguien para que no se argumente que existe consigna, se hicieron varias interpretaciones. Los más exigentes, descalificaron la nueva redacción, elaborada por los Ministros, calificándola como una pregunta descafeinada, por decir lo menos. Para muchos, no legos en la materia del Derecho, pero sí entendidos de lo que sucede en el país, lo importante no es la formulación, sino la trascendencia que implica la consulta, misma que ya es considerada por el máximo tribunal como un mecanismo legítimo para ejercer nuestros derechos ciudadanos y políticos que se nos han conculcado. Es un claro avance en la posición retrógrada que han mantenido muchos integrantes de este cuerpo a lo largo de su historia. De ahí que remover las fuertes resistencias que se anidan en el Poder Judicial, es realmente una proeza, mérito que debe adjudicársele al Ministro presidente, Arturo Zaldívar porque teniendo voto de calidad, no solamente dio la pauta inicial a sus compañeros para que la discusión técnica tomara en consideración los derechos políticos de la población, sino que sufragó en contra de la postura totalmente regresiva del ministro ponente, quien negando la Consulta, pretendía mantener intocada la figura presidencial, como si no fuera público que muchos de quienes integran el poder judicial son herencia de los mismos expresidentes.
El jueves fue en realidad un gran día, porque pese a que ya está plasmado en nuestro texto constitucional, nunca hemos sido consultados sobre las decisiones trascendentes que se toman en el país. Ejercer esta modalidad de democracia directa será, de ahora en adelante, parte de la cotidianidad de los nuevos tiempos que nos han tocado vivir, tras el arribo de un nuevo régimen político.
Las resistencias a que llegara este momento, debido al enorme poder que han acumulado las fuerzas conservadoras, pueden rastrearse en el plantón de los radicales de Frena, en la ciudad de México, en estratégica asociación con Felipe Calderón, el partido Acción Nacional y grupos religiosos. Pero también, deben observarse en las acciones, que operan más en contra que a favor de las causas legítimas que enarbolan o dicen defender, las rompedoras marchas en la Ciudad de México que animan y organizan mujeres de negro. Esta modalidad de manifestante, que destruye y enfrenta a la autoridad, antes que sensibilizar a la sociedad de que son legítimos los motivos que los reúne como: el derecho al aborto seguro, la urgencia de esclarecer los feminicidios y las desapariciones de cientos de mujeres en los años recientes, hace más difícil que los sectores desinformados tengan acercamiento a esta problemática.
La no violencia y la controversia pacífica es un camino que pocos se atreven a recorrer – como lo hiciera Gandhi- pero a la larga da los frutos anhelados. Así llegó después de tres intentos, López Obrador a la presidencia, con el acompañamiento de millones.
Mientras la controversia sigue, la Consulta va. Y esto es un triunfo, también, de los más de dos millones de personas que fuimos a estampar la firma, para ejercer el derecho constitucional de petición.
@ernestoreyes14